lunes, 31 de agosto de 2009

HISTORIA DE COLEO


Historia.-
Para hablar de sus orígenes podemos decir que la historia de los Toros Coleados se remonta, más o menos a la segunda mitad del siglo XVI, cuando llegan a nuestros llanos los primeros ejemplares de ganado, traídos por los españoles.
Podemos asegurar que el coleo nace como una faena del campo; en aquel entonces no habían empalizadas y el traslado del ganado había que hacerlo por trochas. El abastecimiento de nuestros mercados provenía de los Llanos y de Oriente, porque era precisamente allí donde se criaba al ganado, por lo que su traslado se hacía muy complicado y el reunirlo se dificultaba. Por lo tanto, quienes debían conducirlo se percataron que derribándolo, lo cansaban y luego con facilidad lo integraban al grupo. Es así como se supone comenzaron las primeras coleadas en Venezuela, pero existen otras teorías que señalan diversos orígenes de este deporte-fiesta tan popular en nuestro país.
La primera señala a la fiesta de Canas y Toros, muy popular en España por aquel entonces, como originaria del coleo. Esta fiesta consistía en dos tipos de competencias, la primera, corresponde a las Canas, era una especie de torneo de gladiadores a caballos armados de duras lanzas de madera y escudos de cuero, y la segunda, relativa a los toros, eran capeas de toreadores a pie o cabalgando con lanza y rejón. Esta fiesta se celebró por primera vez en Venezuela el día de San Sebastián, en la ciudad de Nirgua, durante la expedición de Don Diego de Lozada.
La segunda hipótesis señala a la muy antigua suerte del derribo, del acoso o del rejón campero, como origen del coleo. Esta suerte consiste en derribar una res a toda carrera, valiéndose el jinete de una vara o rejón apoyado del brazo para impulsar al nivel del cuadril, cerca de la cola un extremo de estos implementos, con el que hace fuerza y así derriba al animal hacia el lado contrario. Primitivamente se utilizó como un recurso del hombre para dominar al ganado salvaje y bravío. La originalidad de nuestros primeros mestizos, cambió el rejón traído por los españoles, por la mano y agarraron directamente la cola, como medio más funcional y práctico, y de innovación siempre presente en todo proceso de transculturización.
Entre estas dos hipótesis la segunda se hace más creíble por su procedencia de carácter rural, ya que la primera era una fiesta de gran gala y tronío, propia de la nobleza española de la época.
Remontándonos en el tiempo, tenemos escenas grabadas en tumbas y sepulcros de antiguas civilizaciones, donde aparece el pastor a pié, tomando la res por la cola. Esto no es raro, ya que el toro tiene más de 2000 años de existencia.
Lo cierto de esta fiesta y deporte es, que hoy sólo se practica en Venezuela, y con estilos y normas muy distintas. También encontramos manifestaciones en los llanos de Colombia, fronterizos con nuestro país, en la Provincia de Parabia en Brasil, y en las muy populares charreadas mexicanas.
Existe otra versión que señala a los Toros Coleados como un epifenómeno transcultural americano en suelo español, es decir, un uso americano llevado a la madre patria.
Esta tradición se extendió por todos los rincones de Venezuela, y así tenemos que en crónicas anteriores a la emancipación nacional, se habla de la destreza y habilidad que mostraba el General José Antonio Páez en el recio y duro ejercicio del coleo.
En aquel entonces, para celebrar la fiesta de los Toros Coleados se adornaban las principales calles del pueblo y se levantaban las famosas talanqueras preparando templetes que serían ocupados por las jóvenes del lugar. Las puertas y ventanas de las casas se engalanaban con guirnaldas y lazos, mientras se escuchaban, unidos a la alegría de los pobladores, los acordes de los músicos invitados a tal efecto, acompañados de cohetes que se hacían sonar para realzar la celebración.
Así, los toros eran echados a la calle y, tal como hoy, los jinetes se peleaban por tomar la cola del animal y demostrar su destreza, para al final ser premiados con la cinta preparada por las gentiles manos de una de las damas del lugar.
En Caracas, se coleaba entre las esquinas del Carmen a Municipal, ya que allí se encontraba la residencia presidencial "La Viñeta". También en la calle de Romualda a Candelaria y en la calle principal de la parroquia de San Juan.
Podemos decir, que los Toros Coleados han tenido, desde su inicio, implicaciones políticas y sociales. Así vemos que en 1797, cuando la conspiración de Gual y España, fueron soltados los toros a la calle para distraer la atención del pueblo y de las autoridades.
El General José Antonio Páez fue uno de los primeros coleadores y durante su presidencia impuso al coleo como espectáculo en todas las fiestas, es así como se vincula desde muy pronto a las fiestas patronales de nuestros pueblos, lo que constituye un hecho social de importancia en el seno de las comunidades, y todavía hoy es una manifestación ritual que acontece todos los años, cada vez que en los pueblos y caseríos se celebra la festividad del Santo Patrono al que se es devoto.
Durante la presidencia de los Monagas, y los dos períodos de Joaquín Crespo, el coleo tuvo un gran auge, debido a la afición que ellos sentían por este deporte.
Después, se produjo un receso durante los gobiernos de Rojas Paúl, Andueza Palacios y Andrade, quienes no eran aficionados a los toros. En la época del gobierno de Gómez, los Toros Coleados pasan nuevamente a la categoría de espectáculo principal en los Programas Oficiales y Fiestas Patronales.
Es importante destacar que las reacciones de la Iglesia no se hicieron esperar, ya que durante todos estos años se opuso a que se incluyera este torneo, por considerarlo pagano, en las festividades religiosas y constantemente amenazaba a los coleadores con la excomunión.
Podemos afirmar que este espectáculo genera un sentimiento afectivo-amoroso en el ánimo popular. La tarde de toros se presta para lograr amistades bellas y duraderas, así como para originar innumerables pasiones, de las cuales una de las famosas: la del General Páez con Barbarita Díaz, quien fue su amante durante muchos años.
Las cinta con las que son premiados los jinetes, quienes con arrojo y destreza logran tumbar al toro, a menudo traen por detrás el nombre y teléfono de la premiadora, lo cual puede dar inicio a una nueva amistad. Un verso escrito en una cinta y firmado por Mayita, expresa la emoción que embarga al espectador: "Es preciso coleadores defender la tradición, luchar a brazo y pulmón, poner altos los honores, hasta quedar vencedores en esta lucha propuesta; solo decirles me resta; el día en que lo logremos: ¡El Coleo está de Fiesta!"
No sólo ha servido el coleo como inspiración amorosa sino que ha incitado la musa en diferentes expresiones artísticas. En Literatura encontramos al costumbrista Daniel Mendoza. Sistiaga y Gallegos en la novelística, Luis Iriarte en la poesía nativista, Fleitas Veroes, Carreño y Rodríguez Cárdenas en la poesía. En música se han compuesto coplas, corríos, joropos, pasajes y seis por derecho en honor a este espectáculo. En el refranero popular, encontramos la frase "Vivito y coleando", famosa desde la época posterior a la Independencia.
Por todo esto, podemos afirmar que los Toros Coleados pertenecen a nuestro Folklore, ya que es una tradición ancestral, con raíz popular y anónima y que ha sido practicada en forma empírica y tradicional.
Para los coleadores de antes derribar el animal significaba una muestra de valentía y fiereza, en ello se jugaba el todo por el todo y demostraban lo excelentes domadores de ganado que eran, adquiriendo prestigio al ser premiados por las damas con múltiples lazos multicolores.
El Coleo ya no se practica en las calles de los pueblos, sino que se construyen mangas especiales limitándose así el espacio. Al principio las empalizadas eran de madera, y los espectadores tenían que encaramarse sobre ellas para poder disfrutar del espectáculo; ahora son metálicas y están dotadas de tribunas.
También se limita el número de coleadores por tanda, antes era infinito, hoy no puede haber más de 4 coleadores dentro de la manga. Igualmente se reglamentó el tiempo de la estada del toro dentro de la manga, a 5 minutos para evitar el excesivo maltrato del animal; se incorporaron nuevos jueces, y la exigencia del peso del toro se ubicó alrededor de los 500 Kilogramos.
El timbre que indicaba la señal de los jueces para dar inicio de la coleada, que le daba sabor pueblerino ha sido cambiado por el intercomunicador, y la música, antes con conjuntos criollos, ahora es grabada y hasta se escuchan Steel-Bands, conjuntos colombianos y otros, que nada tienen que ver con nuestras tradiciones.
Quizás el cambio que más choca a la vista es la indumentaria; antes se coleaba en Liqui-Liqui y con Pelo e' Guama, ahora se ha incorporado el casco como medida de protección y los coleadores han impuesto el Blue-Jeans como vestimenta, quizás más cómoda, pero menos nuestra.
Los caballos también han sufrido cambios, antes se utilizaban los caballos criollos, pequeños pero de gran arrojo, utilizados especialmente en las faenas del llano. Ahora, en su lugar, vemos caballos llamados Cuarto e' milla, ejemplares importados del norte y preparados especialmente para esta faena. Su gran tamaño, arrancada y boca fina, que permite frenarlo mejor, hace que el esfuerzo del coleador sea menor.
Lo mismo pasó con el toro, antes se coleaban toros criollos llamados "pata corta", hoy en día se colea con Brahman, Cebú o mestizos.
A pesar de que en sus orígenes quienes encarnan la figura de coleador eran los peones, ahora vemos que quienes lo practican forman una élite, o sea, son familias de renombre, propietarias de haciendas y aquellos hijos de clase media superior y alta, quienes pueden darse el lujo de adquirir y mantener estos caballos tan costosos. También podemos decir que este deporte es el único que no rinde beneficios económicos, y que, por el contrario, es mucho el capital que hay que aportar para el sostenimiento del mismo.
En general, los cambios operados han sido para el beneficio del coleador y del espectáculo mismo, pero le han restado mucho de la esencia de lo que fue en sus principios.
Sin embargo, los Toros Coleados son un deporte original que aún conserva su autenticidad primigenia. Ha adquirido disciplina de jerarquía recia y ahora constituye una actividad reglamentada que ha desbordado los límites de los llanos para proyectarse a toda la geografía nacional.
Este deporte ha traspasado las fronteras, como quedo demostrado en la visita que ha nuestro país hiciera Jorge Luis Borges, quien a su arribo a Maiquetía manifestó su deseo de "ver" una coleada de toros. Deseo este que fue cumplido una tarde de sol en la manga del club Los Cortijos, donde el eminente escritor pudo sentir el relincho de los caballos y la emoción del momento mientras alguien le contaba al oído las incidencias del turno, ya que es ciego desde hace más de 25 años. Ante el galopar de los caballos, la voz de los coleadores y el olor de la tarde, no cabe dude que Borges "vio" como nadie las tumbadas y felicitó a los coleadores. Al final de la tarde su comentario fue el siguiente: "Ahora puedo decirle a mis amigos que sí es posible, que en Venezuela hay hombres que derriban un toro".
Para hacer un breve resumen de quienes han hecho historia en las mangas de coleo, mencionaremos a José Ángel Gorrín, al "negro" Guillén, Víctor Antonio Gorrín, José Rafael Pulgar, José Vicente La Riva, Ramón Martínez, José Félix Ceballos, Carlos Jiménez, José de la Cruz Reyes, Eloy Rivas, Dionisio Infante, Simón Infante, Víctor Díaz Gorrín, Ernesto Salas, Isaac Armoni, Jesús María Piña, Cruz Mario Sigala, Néstor Riera, Orlando Yepes, Mario Gudiño, Aquiles Fernández, Marcos Alfonzo, "Chuco" Díaz Martínez, José Manuel Díaz Martínez (estos últimos 4 formaron el equipo campeón nacional 7 veces, entre los años 1959 a 1970), los hermanos Zapata de Guarico, Sergio Carreño, Heriberto López, Nardo Figueroa, "Nero" Guillén, Ventura Vellera, "Compae" Linares, "Negro" Avendaño, Simón Azuaje, Tito Prado, Flavio Arrieta Arrieta, Eduardo Delgado, Gaudi Guevara, José Luis Silva y José Adrián Torrealba, entre otros muchos, demasiados para poder mencionarlos a todos.
Es necesario referirnos al hecho que en los últimos años se ha desarrollado un movimiento de mujeres coleadoras encabezado por Amelia Carolina Carreño Villegas, quien ha ganado múltiples campeonatos, compitiendo con hombres. Debido al auge femenino dentro de este deporte ya la Federación ha elaborado competencias exclusivas de mujeres, de modo que la fuerza a medir sea más justa.
Los Toros Coleados deben ser preservados como parte de nuestro Folklore, ya que en él encontramos vivencia y esencia popular, ese "algo" que vive en lo más profundo de nuestros sentimientos, que nos une en el gentilicio, que nos llama hacia el suelo patrio y nos pone en contacto directo n el presente con nuestro remoto pasado de padres y ancestros.

FUTBOL


La historia del fútbol asociación, conocido simplemente como fútbol, suele considerarse a partir de 1863, año de fundación de The Football Association, aunque sus orígenes, al igual que los de los demás códigos de fútbol, se pueden remontar varios siglos en el pasado, particularmente en las Islas Británicas durante la Edad Media.[1] [2] Si bien existían puntos en común entre diferentes juegos de pelota que se desarrollaron desde el siglo III a. C. y el fútbol actual,[1] el deporte tal como se lo conoce hoy tiene sus orígenes en las Islas Británicas.[2]
Los primeros códigos británicos que dieron origen al fútbol asociación se caracterizaban por su poca organización y violencia extrema.[3] No obstante, también existían otros códigos menos violentos y mejor organizados: quizás uno de los más conocidos fue el calcio florentino, deporte de equipo muy popular en Italia que tuvo incidencia en los códigos de algunas escuelas británicas.[4] La formación definitiva del fútbol asociación tuvo su momento culminante durante el Siglo XIX. En 1848 representantes de diferentes colegios ingleses se dieron cita en la Universidad de Cambridge para crear el código Cambridge, que funcionaría como base para la creación del reglamento del fútbol moderno.[5] Finalmente en 1863 en Londres se oficializaron las primeras reglas del fútbol asociación.[6]
Desde entonces el fútbol ha tenido un crecimiento constante, hasta llegar a ser el deporte más popular del mundo con unas 270 millones de personas involucradas.[7] Con la realización de la primera reunión de la International Football Association Board en 1886 y la fundación de la FIFA en 1904, el deporte se ha expandido hasta llegar a todos los rincones del mundo. A partir de 1930 se comenzaría a disputar la Copa Mundial de Fútbol, que se convertiría en el evento deportivo con mayor audiencia del planeta.[8]

Musica Funk




¿Que significa Funk?
El Funk, mentada palabrita que proviene del término africano "lu-fuki", traslada la adoración por los olores corporales. De hecho la palabra derivada de un olor intenso... asociado a la cópula.
Historia del Funk
El funk es un estilo de música bailable que a partir de mediados de la década de los '60 comienza a surgir de entre la población negra de Estados Unidos. Al principio era considerada como música marginal que expresaba en sus letras el disgusto de la comunidad negra en ese país por la discriminación. El funk es una fusión de elementos que mezcla el soul de Motown con el acid/jazz y R&B entre otros, que al ser bien logrado puede ser interpretado incluso sólo por una batería y un bajo que son los instrumentos fundamentales del funk.

El primer intérprete de la música funk es 'James Brown', que gracias a su gran personalidad y esfuerzo se dezió a conocer en Estados Unidos con temas como "Please, Please, Please" o "Try Me". Luego aparecieron temas símbolo del funk como lo son "Get Up o "I Feel Good". En los primeros años de la década de los '70 este estilo fue evolucionando gracias a un guitarrista e interprete que ha influenciado variados tipos de música y es considerado "el maestro" de la guitarra eléctrica. Sin duda, me refiero a 'Jimi Hendrix'. Gracias a este el funk pasó a tomar un sonido más electrónico que el que antes tenia que era más bien jazzero. En la misma parte de la década de los '70 aparecieron grandes bandas como 'Frank Zappa's Mothers of Invention' o 'Sun Ra', por ejemplo. Este fue un periodo llamado era de la Funkadelia.

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Añadir imagenEl dia 28 de agosto se realizó una reunión extrordinaria en Bariloche Argentina, con el fin de tratar el tema de las bases militares norteamericanas en Colombia. El presidente de la re



Gritos y susurros Parte 2UNASUR: Gritos y susurros Antonio Sánchez GarcíaLunes, 31 de agosto de 2009
Artículo 36. Se reconoce el derecho de asilo en los términos previstos en la ley. Constitución de la República de Colombia.
Artículo 69.- La República Bolivariana de Venezuela reconoce y garantiza el derecho de asilo y refugio. Se prohíbe la extradición de venezolanos y venezolanas. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Si el gravísimo señalamiento del presidente de Colombia Álvaro Uribe, según el cual dos miembros de la cúpula de las narcoguerrillas colombianas están establecidos permanentemente en Venezuela – asunto sólo posible mediante el beneplácito del gobierno del presidente Hugo Chávez que contraria con ello su obligación de contribuir a la lucha del gobierno vecino contra las FARC – pasó por debajo de la mesa y nadie volvió a referirse al tema planteado con tal acusación, muchísimo más grave fue el reconocimiento del rechazo expreso y por acuerdo bilateral de negar el asilo “a muchos venezolanos que lo han solicitado”. Con lo cual hace explícito el presidente Álvaro Uribe su expreso y confeso desconocimiento al artículo 36 de la Constitución de Colombia, que reconoce y hace imperativo dicho derecho. Y su acuerdo con un presidente que a su vez viola el artículo 69 de la suya, que además de reconocer y garantizar el derecho de asilo y refugio, prohíbe la extradición de sus ciudadanos. ¿Cómo explicar entonces los asilos de connotadas figuras políticas venezolanas de la mayor relevancia, como el alcalde de Maracaibo Manuel Rosales, por sólo mencionar un caso emblemático? ¿A qué acuerdo se refería Álvaro Uribe cuando señalaba haberle sido fiel no concediendo un solo asilo de los tantos que le han sido solicitados? ¿No infringían la ley ambos presidentes acordando el colombiano negarles el asilo a los perseguidos políticos del régimen de Hugo Chávez y éste persiguiendo por razones políticas a ciudadanos empujados de facto a la extradición forzosa? ¿No cometían una grave falta de apreciación al intercambiar narcoterroristas con perseguidos políticos reconocidamente democráticos? Da que pensar imaginar a Uribe aceptando no concederle asilo a los perseguidos por Chávez a cambio de que Chávez no acepte narcoterroristas en su territorio. Imposible un cambalache más siniestro.
Si el primer hecho entró en saco roto y no despertó aparentemente el menor interés en presidentes democráticos, o por lo menos electos democráticamente, que por ese solo hecho de hacen cómplices de la protección que el gobierno venezolano le acuerda a terroristas y narcotraficantes públicos y notorios, aún más grave es que no hayan querido tomar en consideración la confesión de una aún más grave confesión delictiva. Si el himno de la república de Chile culmina con la más famosa de sus estrofas, según la cual los chilenos se comprometen solemnemente y conminan a que su república sea “la tumba de los libres o el asilo contra la opresión”.
Que Venezuela sea refugio de narcoterroristas es un hecho, como se ha dicho, público y notorio, ahora oficializado por la formal aunque discreta acusación del presidente Álvaro Uribe. Lo que además se ha hecho público en este encuentro de UNASUR es todavía más grave porque acucioso: Venezuela vive una situación de grave anormalidad política que obliga a que sus ciudadanos recurran al asilo. Y más grave aún: que esa obligación constitucional, sagrada en el derecho internacional de la región y reconocido como un derecho inalienable en la mayoría de nuestras naciones, sea escamoteado, desconocido y violado por algunas naciones por acuerdos bilaterales tácitos o explícitos, públicos o secretos.
Impresiona el silencio de todos los presidentes latinoamericanos ante este hecho verdaderamente aberrante. Impresiona que de todas las naciones latinoamericanas, sólo el Perú haya asumido su obligación constitucional y moral frente a los perseguidos políticos venezolanos. Impresiona aún más que el país que mayor disfrute ha tenido en el pasado del derecho de asilo otorgados por los gobiernos democráticos de Venezuela, el Chile de la dictadura de Augusto Pinochet, no haya aceptado un solo asilado en estos diez años de autocracia chavista. Como tampoco Argentina y Uruguay, que también contaron con la hospitalidad venezolana. Pero más impresiona que ningún gobierno de la región tome nota de que Venezuela es la única nación del continente, con la dolorosa excepción de Cuba, que exhibe entre sus lacras más aberrantes varias decenas de asilados, varios cientos de miles de desterrados, y a partir de estas últimas declaraciones de la Fiscal General Luisa Ortega Díaz de millones y millones de eventuales perseguidos políticos. Pues en Venezuela se ha decretado la prohibición de la protesta, susceptible de condenas que van de los 12 a los 24 años.
¿Seguirán el Secretario General y el Consejo Permanente de la OEA, los miembros de UNASUR, del Parlatino, del MERCOSUR y de todos los gobiernos de la región, con la honrosísima excepción de uno o dos casos dignos de mención, dándole la espalda a estos hechos terribles? Tiene razón el Alcalde Metropolitano Antonio Ledezma cuando exige la presencia de una comisión de la OEA para verificar in situ tan siniestros hechos. No la tiene Chávez cuando reitera, tras seis años de rechazos sucesivos, la prohibición a que tal comisión nos visite. Una vergüenza para Venezuela. Una vergüenza para América Latina.